13 de Agosto, 2010:
En alguna oportunidad, mientras llevaba el curso de psiquiatría, mi doctor nos hizo leer un pasaje similar al que te escribo:
"El amor es como una planta que tiene que ser regada todos los días con cariño. Su jardinero debe brindarle no solo luz solar, también una buena base, cuidarla de insectos y otros parásitos, darle agua todos los días entre otros buenos cuidados.
Si esto no sucede, las plantas se marchitan. Y las plantas no son seres que puedan resucitar. Una vez muertas, difícilmente logran germinar de nuevo, a excepción de que la remuevas por completo, siembres una nueva semilla, y le brindes todos sus cuidados.
¿Y qué sucede cuando el jardinero recuerda que alguna vez existió dicha planta en su jardín? Regresa, la observa, y pronto nota que está muerta, seca, vacía, marchita. La preocupación tardía es tal que empieza a regarla por montones, pero lo único que consigue es llenar el pote. En vano, lo único que hace es rebosarlo con agua y desperdiciarla.
El jardinero se preocupó por otras plantas, quizás igual de hermosas, pero una planta exótica merece un cuidado especial, distinto a las que requieren otras plantas. Claro está, el jardinero bien podría haberse dado cuenta de lo exótica que es, de las pocas veces que florecía, de lo poco que se dejaba ver por los demás".
Busca
Autor
- Santiago
- Nunca es tarde para retomar un blog, ¿verdad?
Archivo
-
▼
2015
(39)
- ► septiembre (5)