Conductas

1 de abr. de 2012

Existen episodios homosexuales durante la adolescencia temprana y durante la adolescencia propiamente como tal. El temor hacia la homosexualidad es un hecho. Y si tomamos en cuenta que el querer consciente siempre tiene alguna relación con el deseo inconsciente, una interpretación de actos del pasado, podría preocuparnos (quizás innecesariamente) sobre nuestra orientación homosexual.

Recuerdo que cuando estuve en primaria, el colegio era un lugar pequeño, donde las aulas finalmente concentraban pocos alumnos y todos conocíamos a todos. Y en mi caso, los temas de sexualidad nunca se despertaban con tal interés como lo fue en secundaria (y aquí no creo que sea una cuestión de inocencia). En la secundaria, habían más alumnos por aulas, más aulas por grado y amplios sitios de concentración, por lo que me sentía un punto sobre una hoja de papel. Si hay un tema por el cual se destacó mi primer año en ese nuevo colegio, fue por ciertos detalles de la sexualidad que si bien conocía (al menos en nombre), no les prestaba atención.

Ideas sobre masturbación, sexo oral, anal, etc, fueron las que retumbaban sobre mi cabeza. Y yo, siendo tan teórico, necesitaba saber qué, cómo y quienes intervenían. El primer problema que tuve fue saber que mis amigos se excitaban con la dualidad hombre-mujer, sentimiento que no compartí. Y en vista que mi excitación en ese entonces no estaba enfocada, seguía sin prestarle mucha atención.

Fue con el paso de los días, que un incidente pudo darme cierta idea de lo que pasaría en el futuro. Estaba en el aula, sentado en alguna carpeta del centro por atrás, mirando la pizarra, sumergido en mis ideas en vista que el profesor estaba ausente, y de pronto... Un hombre empezó a caminar de un extremo a otro, limpiando la pizarra que inicialmente miré. Quizás exagero al usar el término "hombre", pues vamos, el sujeto habrá estado en sus 13 años aproximadamente, pero era aquel que empezó a desarrollar rasgos masculinos más pronto y con mayor realce que la mayoría de nosotros. Su voz ya era grave, tenía vello corporal en los brazos y piernas, alto, con una estructura corporal apoyada en el deporte. Fuese una ventaja o no, llamó mi atención.

La cuestión es, ¿qué tipo de atención? Porque es fácil compararse con otros hombres, ver sus defectos y atributos y no ser calificado como homosexual. En este caso, observar esos atributos me llenaba de cierta gracia. Recuerdo que su vestimenta estaba hecho a su medida, y pude ver cómo su pene se reflejaba bajo esa tela, cómo sus pectorales marcaban esa camisa delgada... Aquello despertó mi primera erección (consciente). Era tanta mi fijación "hacia la pizarra", que un compañero (para variar, de esos que son jodidos) se dio cuenta y no le faltó voz ni ganas para comunicarlo, al menos a todos los hombres de la promoción.

Después de ese incidente, personalmente no me sentí afectado (salvo por el compañero jodido y su noticia), tampoco lo asocié a algún rasgo homosexual o bisexual, solo di por hecho que sucedió, que podría suceder o no nuevamente y que la existencia de riesgos no era percibida.

Solo años después pude comprender que esa acción, de tan poca atención de mi parte, pudo ser influencia e inicio de otras conductas que ahora disfruto.

Aquello que fue conocido y poco atendido por mi, ahora es parte de mi sexualidad, de mi satisfacción e identificación como homosexual. Palabras que si bien forjaron temor cuando me di cuenta de lo injusta que es la realidad, ahora tengo más libertad para expresarlas.


26 de Septiembre, 2015:

Hoy y desde siempre la curiosidad es innata. Lo consecuente será desarrollarla con responsabilidad, sin miedo.

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