La Carta |
Jueves 03 de Enero:
Mi tercer día en Chiclayo y te animo a salir a comer al lugar donde más te guste. Vamos a Marako's, te va a gustar, me dice.
Entro al local y escucho las risas de distintas mesas, familias enteras disfrutando de distintos platos, es difícil no contagiarse de los ánimos del local. Subimos al segundo piso, el lugar está casi vacío excepto por una pareja que está comiéndose a besos en un rincón del local.
Logras convencerme de probar la "Parilla Marako's", es la que más sabor y recuerdos te trae. Yo buscaba comer otro plato, la ubre en esa parrilla no me agradaba. ¿Cómo saber que no me agradaría? Es decir, nunca he probado una "ubre" (en toda su expresión =O), tuve esa sensación de incomodad al escuchar la palabra que no me permite siquiera verla. Ordenaste una jarra de sangría, la bebida que más repudio. No sé cómo terminaría la noche.
Las discusiones llegaron junto con el carbón, y se incrementaron junto con el sabor de la sangría. Mi incomodidad era difícil de pasar desapercibida. Debo admitir que las carnes que sirvieron estuvieron deliciosas, e inclusive la ubre, esa ubre, resultó ser una grata experiencia al morder. Sin embargo, el pleito estuvo presente, y que te tomaras casi toda la jarra de ese líquido morado (pues yo con las justas tomé un vaso) permitió que el alcohol te perturbara un poco.
"Me duele la cabeza, siempre eres así", me dice mientras toma uno de los últimos vasos. Inmediatamente viene la culpa, solo dejé que hablara. "Te traje aquí, porque es el lugar donde siempre mi papá me trajo, donde siempre quise que mis amigos celebraran mi cumpleaños o el suyo, este lugar me trae buenos recuerdos, Santi".
Me quedé callado y nos retiramos del lugar rumbo a casa. Llegamos y decidiste dormir, mañana tenías que trabajar desde temprano. Seguí callado, me quedé en la cocina tomando agua por montones, la sed era persistente. Si antes me sentía culpable, ahora también miserable.
Me recuesto a tu costado, te abrazo. Si bien estabas dormido, no sé si habrás escuchado mis disculpas. Desde entonces prometí que el resto de viaje contribuiré a guardar buenos recuerdos en tu ciudad, y aunque no siempre fue así, estoy satisfecho de las sonrisas que dejamos en varias partes de esa pequeña ciudad.
Martes 29 de Enero:
Comestible, sí. Rico, no. |