Miércoles 20 de Mayo:
Hoy te vi.
Admito que empleo la mitad de mi tiempo despierto para soñar. Sueño demasiado.
En el lapso en el que me decido si saludarte o no, recreo en mi mente las posibilidades que darían pase al (mi) esperado saludo:
- Me levanto decidido y me acerco a darte un abrazo.
- Me levanto y me acerco, y a la mitad del corto tramo me hago bolita y regreso a mi asiento, enfadado conmigo mismo.
- Me levanto, alzo la voz, me escuchas y decides saludarme a lo lejos.
- Etc.
El tiempo transcurre y sé que no habrá forma ideal para saludarte, pero los minutos han pasado y desapareciste. Compraste una botella y retomaste tu rumbo.
¿Habrá notado que estaba sentado en la cafetería? ¿Habrá notado que me haría bastante feliz si existiese una chance de salir por ahí a hablar de la vida sin que importe la hora que marca el reloj?
¿Lo habrá notado?
He decidido ignorarte, o en otras palabras, arrebatarme la oportunidad/ganas de hablarte.
Porque ya he recibido una respuesta negativa antes, y no me veo recibiendo una similar después.
Porque sueño en demasía y en meses difíciles como este, me jode un poco.
Porque me debo la oportunidad de vivir afectivamente solo.
Porque necesito...
Porque necesito que las fantasías descansen de alguna forma.
¿Lo habrá notado? No importa, porque voy entendiendo que prima la independencia afectiva.
Yo sabré de antemano que siempre estarás bien.